Bye, bye Madrid.
Bye, bye, urbe sin fín.
Quema el alma escuchar de Babel
tus lenguas inmigradas,
Rasga el hielo respirar tardías emociones de asfalto y desconsuelo.
Tus flores más tiernas adolecen de efímeras pubertades,
Tus calles abrigan silencios de hiel.
Bye, bye, Madrid.
Cuando plateados surgen los hilos del destino en mi cabeza,
más me cuesta separarme de tí.
Ninguneando abrazos de otrora horizontes ansiados,
Embriagado de pasados que el destino arrebató con muerte,
miro hacia atrás y añoro tumultos,
Hallo horizontes de sublimes soledades.
Bye, bye, Madrid.
Ciudad sin límites.
Urbe sin fin.
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