Entre cartones

Camino en la gélida noche de calles vacías,
pensando en alcanzar el fino umbral que otrora mi llave abría.
Hoy encuentro rota la puerta:
perdió sus bisagras sin alma,
murió en el ocaso del tiempo.
Escucho gritos ahogados en mi espacio inerte.
Sangre helada entre carne trémula.
Llega así el invierno de mis días,
deambulo fantasma ante mi pasado.
El presente no existe ya.
Cruzan sus miradas efímeras los hombres,
con mi ente fugaz.
Piensan y olvidan tranquilos:
«De nada sirve, mi vida sigue.
La de él pronto acabará».
Soy piedra acariciada por la soledad,
espacio marchito, me da igual.
Tu vida sigue,
la mía murió ya.
Soy uno menos que soñaba
con aquél trozo de pan.
Soy cero infinito,
Si muero, no me dolerá.
Tu vida sigue,
entre cartones, me despido ya.


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