No encuentro el momento de amar.
Tengo miedo, acaso de tocarte, o mirarte.
Tú extiendes tu mano generosa,
yo freno en seco, temeroso.
Lanzo mi alma hacia mil abismos,
mientras sueño con esto y con aquello, cosas finitas,
quizá terribles, quizá mundanas.
Y apareces, sublime, cortés, sonriente.
Y yo giro la cabeza, avergonzado,
como un niño que no quiere ser descubierto
en su primer amor.
Rompo con rabia las cartas del pasado,
destruyo cimientos de barro,
y te miro, así, a lo lejos.
Y levanto mi mano,
queriendo sentir palma sobre palma,
queriendo no decir nada.
Sólo estar ahí. Sólo contigo.
Sólo queriendo amar.
A tu lado.
A tu lado
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