Me acuesto ahora amparado en tu regazo,
deseos holgados de ayer y hoy.
Tecleo palabras ahogadas en olvidos,
Fruto de anhelos enjutos y quebrados.
Rostro marchito finiquitado de antes de ayer,
Abruptos caminos insinuados.
Queda el tiempo arado de miserias,
Roto acaso, revuelto de tierra yerma.
Viajo ahora a tiempos de destino hallados,
Carreteras que ansían libertad.
Conduzco con mi amigo los caminos,
Río y gozo, sin pesar.
El astro rey se desvela en mis silencios,
Y amanece puntual a su pesar.
Comienza de nuevo la vida agraciada,
Destapa sin querer el día ya.
No queda otra, compañero de leyendas,
Sino aquél suspiro al caminar,
Porque no queda sendero delante,
Ni suspiros en el mar.
El olvido
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